Artículo de Investigación
Educadores emocionalmente inteligentes: claves y estrategias para un aprendizaje significativo
Emotionally intelligent educators: keys and strategies for meaningful learning
Educadores emocionalmente inteligentes: chaves e estrategias para uma aprendizagem significativa
*Alfredo JAvier Pérez GAmboA
**verenice Sánchez cAStillo
*** cArloS Alberto Gómez cAno
* Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciego de Ávila, Cuba. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4555-7518
**Doctora en Antropología. Directora del Grupo de Investigación GIADER. Docente e Investigadora de la Universidad de la Amazonia. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3669-3123
*** Magister en Ciencias de la Educación. Docente e Investigador de la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0425-7201
DOI: https://doi.org/10.18634/sophiaj.19v.2i.1497
Información del artículo
Recibido: septiembre de 2023 Revisado: octubre de 2023 Aceptado: diciembre de 2023 Publicado: diciembre de 2023
Palabras clave: Estrategias educativas, inteligencia, modelo educacional, proceso de aprendizaje, psicología de la educación.
Keywords: Educational models, educational psychology, educational strategies, intelligence, learning processes.
Palavras-chave: Estratégias educacionais, inteligência, modelo educacional, processo de aprendizagem, psicologia da educação.
Cómo citar: /how cite:
Sánchez Castillo, V., Pérez Gamboa, A. J., & Gómez Cano, C. A. (2023). Educadores emocionalmente inteligentes: claves y estrategias para un aprendizaje significativo. Sophia, 19(2). https://doi. org/10.18634/sophiaj.19v.2i.1497
Sophia-Educación, volumen 19 número 2. julio/ diciembre 2023. Versión español
Correspondencia de autor: frejavier92@gmail.com
Resumen
Uno de los principales desafíos de la educación es preparar a las siguientes generaciones para regularse, aprender y transformar entornos emocionalmente diversos y complejos. Aunque la literatura científica ha abordado profusamente la importancia de la inteligencia emocional y reconoce sus aportes al bienestar y desarrollo, las estrategias educativas encaminadas a promover esta a nivel individual y grupal no han recibido similar atención. En consecuencia, el objetivo de la investigación es explorar las principales estrategias para el desarrollo de la inteligencia emocional desde los educadores y su proyección en los diferentes procesos socioeducativos. Con tal fin, se realiza una revisión cualitativa de la literatura sustentada en la búsqueda progresiva de fuentes relevantes mediante un muestreo teórico, así como múltiples instrumentos de contrastación y validación de los hallazgos. El análisis se realiza a partir de los procedimientos de la teoría fundamentada, lo que permite una representación parcial de los principios para el desarrollo de estrategias promotoras de la inteligencia emocional. Los resultados refrendan la importancia de los educadores emocionalmente inteligentes en los contextos educativos, a la vez que recalcan como cruciales las vías para fomentar la inteligencia de los educandos. Entre las principales estrategias se encuentran el abordaje del clima psicológico en el aula, el análisis cooperativo de problemas y la propuesta de soluciones conjuntas, así como la construcción de nuevas formas de acompañamiento. Se concluye que es necesario continuar profundizando en las estrategias, principalmente mediante diseños mixtos complejos y contextualizados.
Abstract
One of education’s main challenges is preparing the next generations to regulate, learn, and transform emotionally diverse and complex environments. Although the scientific literature has extensively addressed the importance of emotional intelligence and recognizes its contributions to well-being and development, educational strategies aimed at promoting it at individual and group levels have yet to receive similar attention. Consequently, the research allows a partial representation of the principles for developing strategies that promote emotional intelligence. The results endorse the importance of emotionally intelligent educators in educational contexts while emphasizing the crucial nature of the ways to promote students’ intelligence. The main strategies include addressing the psychological climate in the classroom, cooperative analysis of problems, and the proposal of joint solutions, as well as the construction of new forms of support. We concluded that continuing to delve deeper into the strategies is necessary, mainly through complex and contextualized mixed designs.
Resumo
Uno de los principales desafíos de la educación es prepararse como próximas gerencias para autorregularse, aprender y transformar ambientes emocionalmente diversos y complejos. Embora a literatura científica tenha abordado ampliamente la importancia de la inteligencia emocional y el reconocimiento de sus contribuciones para el bien estar y el desarrollo, como estrategias educativas voltadas para promover la emníveis individual y grupal não recebam atenção similar. En consecuencia, el objetivo de la investigación es explorar como principios estratégicos para el desarrollo de la inteligencia emocional a partir de los educadores y su proyección en los diferentes procesos socioeducativos. Para tanto, é realizada una revisión cualitativa de la literatura, sustentada por una busca progresiva de fuentes relevantes mediante una demostración teórica, como por múltiples instrumentos de validación y comparación de dos achados. A análise segue os procedimentos da teoria fundamentada, permitindo uma representação parcial dos princípios para o desenvolvimento de estratégias promotoras da inteligência emocional. Os resultados confirmam a importância dos educadores emocionalmente inteligentes nos contextos educacionais e ressaltam como cruciais os caminhos para fomentar a inteligência dos estudantes. Entre las principales estrategias destacan el abordaje del clima psicológico en la sala de aula, el análisis cooperativo de problemas y la propuesta
Construir una educación de calidad es un componente central de la transmisión y preservación de los conocimientos y avances de la humanidad, pero también constituye un proceso crítico en el desarrollo futuro de la misma (Kopnina, 2020; Macgilchrist et al., 2020; Williamson et al., 2020). Desde los modelos tradicionales centrados en la instrucción, los enfoques basados en la creación conjunta de saberes también han transitado hacia nuevas concepciones de la afectividad en tales procesos. En tal sentido, las emociones, los sentimientos y las identidades han pasado a formar parte de los contenidos del proceso de enseñanza aprendizaje, lo regulan y condicionan, de manera que han de ser entendidos en pro de la consecución de los objetivos educativos (Gómez Cano, 2022; Pekrun, 2019; Ryan & Henderson, 2018).
Debido a estas aproximaciones al fenómeno educativo, en la actualidad se comprende y aboga por escuelas que contribuyan al desarrollo de habilidades técnicas, pero también para la vida, hecho generador de un creciente interés por los proyectos de vida de los estudiantes, sus maneras de representar el mundo y por las relaciones que establecen con este (Caena & Vuorikari, 2022; Hora et al., 2018; Pérez Gamboa et al., 2021; Ricardo Jiménez, 2022). Como puede apreciarse, estas dimensiones de lo educativo trascienden lo que a nivel curricular podía incluirse en la educación normada e introducen niveles y problemáticas que tensionan la representación de lo útil, lo valioso y lo significativo.
Un ejemplo especialmente relevante es el estudio de Ghita-Pirnuta y Cismaru, (2022), quienes abordaron la inteligencia emocional como factor protector ante el bombardeo informativo que ejerce la industria alimentaria sobre los jóvenes con alta sensibilidad ante las marcas y recursos financieros limitados. Estas autoras examinan cómo los estudiantes milenials conforman una generación que, si bien valora la responsabilidad social y son trabajadores arduos, también son especialmente susceptibles al consumismo y no muestran habilidades blandas altamente desarrolladas. A partir de un curso de Psicología centrado en la empatía, la conciencia y la expresión, los estudiantes elevaron sus puntajes de inteligencia emocional y lograron identificar de manera crítica sus fortalezas y debilidades, así como un mejor relacionamiento con su medio.
En una era de creciente integración de la tecnología a la vida cotidiana, de emergencia de fenómenos sociales complejos que frecuentemente no son reflejados por los contenidos de la enseñanza y que disrumpe con la lógica comunicativa tradicional, los docentes deben ser conscientes de su rol como facilitadores y guías hacia la conciliación entre todos estos factores (Vesely-Maillefer & Saklofske, 2018). Sin descuidar el desempeño académico, la inteligencia emocional ofrece un basamento teórico fundamental para la comprensión y satisfacción de las necesidades individuales y colectivas, llegando a aportar a la transformación de los entornos escolares y comunitarios (Borges Machín & González Bravo, 2022).
Con una dirección particular hacia el burnout profesoral, Puertas Molero et al. (2019) razonan que la calidad de la educación y la efectividad del aprendizaje están sujetas a la capacidad del docente de actuar como un modelo de rol y afrontar los retos que impone su ocupación. De lo anterior se desprende que incluso en las aproximaciones instrumentalistas y personalistas de la inteligencia emocional, esta juega un papel primordial, como se introdujo previamente, en la consecución de las metas trazadas. Además, la propia concientización de los aspectos positivos y negativos de su gestión, mismos que han de ser aceptados como un continuo, ofrece a los educadores la posibilidad de entablar nuevas relaciones con su alumnado y el entorno educativo (Frenzel et al., 2021; Naylor & Nyanjom, 2021).
Por ello, la necesidad de transformar estos preceptos en prácticas pedagógicas singulares, pero transferibles, representa una línea de estudio con creciente importancia. Sin embargo, la exploración de la literatura mostró el predominio de investigaciones dirigidas a desarrollar y validar instrumentos de diagnóstico, el análisis de componentes o variables relacionadas, la propuesta de modelos específicos y las revisiones de la literatura.
En atención a las valoraciones realizadas y el estado de la literatura, el objetivo de la investigación fue explorar las principales estrategias empleadas por los docentes para el desarrollo de la inteligencia emocional propia y de sus estudiantes, con un enfoque relacional y holístico. Esta propuesta se desarrolló a través de una revisión progresiva de la literatura indexada en la base de datos Scopus, identificando a partir de las fuentes claves las siguientes unidades muestrales, para luego generar una triangulación cruzada basada en la comparación de libro de códigos, el diálogo crítico sobre los hallazgos con una óptica autorreferencial y comparada, así como la validación de los principales hallazgos mediante el juicio de especialistas en el estudio de la inteligencia emocional.
Con el estudio realizado se espera aportar una visión más clara de las categorías y procesos a considerar para el desarrollo de estrategias que promuevan el desarrollo de la inteligencia emocional. A diferencia de propuestas similares, esta investigación no se centra en un agente educativo, aunque parte del docente como decisor inicial y sujeto que habitualmente cuenta con una mayor capacidad de ejercer su agencia. En consecuencia, se examinan estrategias implementadas por estudios antecedentes y se proponen adaptaciones que pueden facilitar a docentes, directivos y otros líderes escolares abordar la inteligencia emocional de manera integrada a nivel organizacional, curricular y en los propios espacios aúlicos.
El estudio se sustentó epistemológicamente en la ruta cualitativa, en tanto su finalidad fue lograr una comprensión profunda sobre cómo la inteligencia emocional puede ser promovida a través de estrategias integrales, con especial hincapié en la figura del docente. Debido al enfoque específico adoptado y a la amplia variedad de fuentes disponibles, pero encaminadas específicamente al objeto de estudio, a nivel metodológico se combinaron dos diseños puntuales: la síntesis integrativa y la teoría fundamentada.
En primer lugar, se escogió la síntesis integrativa por las posibilidades que brinda para la crítica y resumen de cuerpos representativos de literatura, incluso si estos son dispares o abordan variadas problemáticas (Elsbach & Van Knippenberg, 2020). Otra importante consideración fue que este tipo de diseños permite una aproximación múltiple a la evidencia, lo que facilita a los investigadores crear síntesis teóricas a partir de los postulados ofrecidos por estudios previos, pero también favorece el procesamiento de las connotaciones prácticas de estos precedentes, hecho que favorece la construcción de modelos orientados a la práctica.
En este caso, debido a que la síntesis integrativa suele centrarse en una de dos formas conceptuales de literatura (madura o emergente), los límites establecidos (boundaries) en la base de datos Scopus arrojaron un volumen extenso, pero mixto en naturaleza. A partir de los límites propuestos por Elsbach y Van Knippenberg (2020), se establecieron un criterio temporal (2018-2022), un criterio de dominio (emotional intelligence/teacher/strategy) y un criterio de tipología de fuente (artículos), como criterios de inclusión. Como criterios de exclusión se utilizaron primariamente el ajuste temático y la saturación teórica, de manera que las fuentes fueron examinadas en función de los postulados teóricos y los aportes prácticos relacionados con la estrategia, proceso realizado por los investigadores 1 y 3 de manera independiente y corroborado por la investigadora 2.
La extracción y análisis de los datos se produjo primeramente mediante la codificación abierta de cada fuente seleccionada, donde se identificaron elementos conceptuales relacionados con la inteligencia emocional, los dispositivos prácticos para su atención y los hallazgos empíricos más relevantes. Seguidamente, se identificaron las categorías centrales que aglutinaron los códigos encontrados en la primera sección de análisis, proceso que, a diferencia de la codificación abierta, se realizó de manera grupal tras la unificación de los libros de códigos. Finalmente, se integraron la codificación selectiva y los procedimientos de la síntesis integrativa para generar un marco conceptual y una matriz condicionada que representa los principales hallazgos. En la figura 1 se pueden consultar en detalle los procedimientos ejecutados y la lógica secuencial seguida.
Figura 1. Procedimiento metodológico de la investigación.
Fuente: Elaboración propia.
En pro de ofrecer una síntesis adecuada de los principales hallazgos, se decidió presentarlo de manera que esbozaran los tres temas fundamentales identificados en el estudio de las principales estrategias promotoras de la inteligencia emocional y su convergencia en el aprendizaje significativo. Para ello, primero se parte de los elementos generales que tipificaron las fuentes analizadas y la valoración realizada por los autores del estudio. Seguidamente, se presentan cada uno de los temas, acompañados en su descripción por la triangulación realizada y los juicios de los expertos. Finalmente, se representan las principales estructuras del análisis y su relación interna dentro del marco elaborado.
En primer lugar, cabe destacar que la educación socioemocional, más que un proceso de transferencia, constituye un proceso formativo que se centra en el desarrollo de habilidades para reconocer y manejar las emociones personales y de las personas con quienes se interactúa. Por ende, pudo apreciarse en las fuentes una integración de las dos posturas clásicas sobre inteligencia emocional, las cuales se dividen en intra e interpersonal (Barragán Martín, Molero Jurado, et al., 2021; Baudry et al., 2018; Okwuduba et al., 2021). Esto permitió identificar de forma temprana que el posible desarrollo de las estrategias promotoras debe conducirse como una innovación educativa que responda a las necesidades sociales no suficientemente atendidas por la educación formal de cara a lograr procesos relacionales sanos y cooperativos.
De tal manera, la formación de personas emocionalmente inteligentes se observó como una tendencia emergente en la innovación educativa, con énfasis en el bienestar y el desempeño académico de los estudiantes. Al respecto, Panayiotou et al. (2019) aseveran que esta dualidad tradicionalmente asumida entre académico y emocional ha sido puesta en duda con mayor frecuencia en años recientes, a la vez que afirman que el bienestar, no solo del estudiante, constituye un elemento recurrente en políticas y programas escolares. Para estos autores, la conexión estudiantil con el centro y la posibilidad de afrontar de manera guiada por múltiples soportes psicopedagógicos, constituyen los dos factores que de manera indirecta condicionan la relación entre las competencias socioemocionales y el logro estudiantil.
En esta misma línea, tanto los autores de este artículo como los expertos consultados coinciden en que se pueden tender puentes entre la agencia estudiantil y la profesoral, donde el docente constituye un agente de cambio fundamental por actuar como nodo conector. Por tanto, se puede afirmar que las estrategias promotoras, además de favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional, pueden representar una oportunidad para mejorar
el clima escolar, los procesos de enseñanza-aprendizaje, la enseñanza de contenidos específicos y la solución
de problemáticas educativas.
Entonces, la adopción de prácticas pedagógicas enfocadas en la inteligencia emocional puede beneficiar el desarrollo académico de los estudiantes si promueve su bienestar emocional y social. Al respecto, varios autores apuntan sobre la pertinencia de preparar de manera integral para los retos del futuro, generando espacios de convergencia entre la inteligencia emocional de los docentes, su interpretación-ejecución de los currículos escolares y las necesidades de aprendizaje de los estudiantes (Skura & Świderska, 2022; Kamboj & Garg, 2021; Kang, 2022). Especialmente, el estudio de Skura y Świderska (2022) sugiere una estrecha relación entre las competencias sociales, la inteligencia emocional y el desarrollo de estudiantes con necesidades educativas especiales, llegando a afirmar que las habilidades blandas podrían ser factores determinantes, incluso con una relevancia superior a la cualificación académica.
Precisamente, la síntesis realizada puso de relieve en cada fase la relación entre la inteligencia emocional de los docentes y la eficacia en el aprendizaje de los estudiantes, siendo el clima psicológico, la motivación y las habilidades socioemocionales las tres categorías conectoras. A modo de sumario, se elaboró un diagrama de Venn que representa el rol central del docente en la creación y puesta en marcha de las estrategias promotoras de la inteligencia emocional, así como las dimensiones que estos deben considerar y fundamentar en el diseño de las acciones (figura 2).
Figura 2. Diagrama de las principales dimensiones.
Fuente: Elaboración propia.
El primero de los temas analizados fue el relacionado con el abordaje del clima escolar, el cual fue definido en términos generales como el ambiente emocional y social que se vive en una institución educativa. De acuerdo con los presupuestos teóricos examinados, un clima escolar positivo se caracteriza por la presencia de relaciones interpersonales saludables, respeto mutuo, tolerancia, inclusión y apoyo emocional, mientras que su contraparte está connotada por la presencia de conflictos entre diversos agentes, distintos tipos de violencia y la presencia frecuente de comportamientos discriminatorios, acoso y exclusión socioeducativa (Nickerson et al., 2019).
Aunque no se observaron menciones directas a la relación, la mayoría de códigos en este tema permitieron establecer la relación entre clima escolar, el bienestar emocional y el rendimiento académico de los estudiantes. Además, por sus implicaciones socioemocionales y los efectos perjudiciales en la salud física y mental del claustro, también se conectó esta categoría a la satisfacción laboral y el desempeño de los docentes.
Este impacto significativo fue elemento central en cada instancia de análisis, por lo que se estableció como una dimensión fundamental dentro del desarrollo de estrategias promotoras de la inteligencia emocional, de ahí que los docentes y los líderes escolares deban trabajar en conjunto para crear las bases de un clima escolar positivo y seguro. De acuerdo con las fuentes, este proceso implica establecer normas claras y conveniadas de convivencia, crear las vías y fomentar la participación activa de los estudiantes en la vida escolar, así como empoderar a individuos y organizaciones estudiantiles para que identifiquen y gestionen de manera relativamente autónoma.
Una de las estrategias o conjuntos de acciones más frecuentes en la literatura apostó por promover la resolución pacífica de conflictos, especialmente en las aulas, aunque también se aboga a nivel teórico y empírico por la implementación de programas dirigidos a ofrecer apoyo emocional y psicológico tanto a los estudiantes como al personal docente (McCallops et al., 2019; Roth et al., 2019; Valente & Lourenço, 2020). De los datos analizados y sintetizados en este tema se desprende que las estrategias promotoras deben partir de considerar el carácter del clima escolar no solo beneficia a los estudiantes y al personal docente, sino que también contribuye a la construcción de espacios para alentar el desarrollo sostenible a través de la formación ciudadana, la educación comunitaria y la educación para la paz (Cromwell, 2019; Kim et al., 2021; Sanabria Martínez, 2022).
La comunicación asertiva es otro componente clave en las estrategias promotoras, en tanto permite de manera transversal clarificar expectativas sobre los objetivos de la enseñanza aprendizaje, ofrecer retroalimentación constructiva de manera aplanada y respetuosa, así como facilita el diálogo abierto, siendo este último un esencial para la gestión de conflictos y la promoción de un clima positivo en el aula (Denston et al., 2022); (Fitzgerald et al., 2022); (Valiente et al., 2020). En tal sentido, la literatura indica que los docentes emocionalmente inteligentes actúan como modelos a seguir en la regulación emocional pues, de acuerdo con modelos teóricos y resultados investigativos, acompañan de manera eficiente a sus estudiantes en el abordaje de sus emociones y las de sus pares (Alonso-Tapia & Ruiz-Díaz, 2022); (Hoferichter et al., 2021). Este modelado del comportamiento es crucial dentro de las estrategias, pues a través de la enseñanza los estudiantes aprenden a afrontar desafíos emocionales y académicos de manera resiliente, pero también ayuda a los docentes a superar barreras generacionales y cosmovisivas (Braun et al., 2020).
Finalmente, se observó que el impacto de estas estrategias se extiende a la dinámica grupal, donde la cooperación y el trabajo en equipo se ven significativamente mejorados (Singla et al., 2021). En tal sentido, con la construcción de un entorno caracterizado por la seguridad emocional y el respeto, los estudiantes están más dispuestos a participar activamente y colaborar en tareas y proyectos. Este aumento en la participación activa enriquece el proceso de aprendizaje y contribuye al desarrollo de habilidades sociales fundamentales como la comunicación efectiva y la empatía (Denston et al., 2022).
A partir de los datos obtenidos y la dirección hacia el aprendizaje significativo, la literatura sobre inteligencia emocional indica que la motivación estudiantil es un factor crucial en el proceso de aprendizaje pues, como se mencionó anteriormente, influye directamente en el rendimiento académico y en el logro de metas educativas (Pekrun, 2021). Diversos estudios han demostrado que los estudiantes motivados tienden a mostrar un mayor compromiso con sus estudios, una mayor persistencia en la resolución de tareas y un mejor desempeño en general (Barragán Martín, Pérez-Fuentes, et al., 2021; Cipriano et al., 2019; Wang et al., 2021). En este sentido, el desarrollo de la inteligencia emocional puede ser un catalizador de la motivación, tanto intrínseca como extrínseca, en tanto ayuda a articular las recompensas externas y presiones sociales con los sentires personales y el propio sistema axiológico.
Corroborado en los cuatro ejes de análisis (autores, literatura, expertos y triangulación) para el desarrollo de las estrategias es fundamental que los educadores fomenten la motivación intrínseca en los estudiantes, debido a su asociación con aprendizajes profundos y duraderos. Dentro de las acciones a considerar para promover la motivación estudiantil, se recomienda el acompañamiento a establecer metas desafiantes pero alcanzables, el establecimiento de canales de retroalimentación constructiva, así como fomentar un clima de apoyo y autonomía. Asimismo, se observó que la principal insuficiencia, aunque se reconoce como crucial, es lograr sistemas de acciones para que los estudiantes desarrollen habilidades de autorregulación y autoeficacia para mantener altos niveles de motivación a lo largo de su trayectoria educativa, de manera que se vincule el contenido del currículo con las experiencias e intereses de los estudiantes.
Desde el punto de vista de la inteligencia emocional del docente, entender sus propias motivaciones y potenciar la motivación estudiantil a través de la empatía y el entendimiento emocional de los docentes, representa un pilar fundamental en el proceso educativo (Pekrun, 2021). Cuando los docentes integran conscientemente la inteligencia emocional en sus prácticas pedagógicas y organizacionales, estos reconocen y responden a las necesidades emocionales de sus estudiantes, de manera que fomentan un entorno en el que cada agente educativo se sienta profundamente comprendido y valorado (Alzoubi & Aziz, 2021; Tai & Abdull Kareem, 2019).
Por otro lado, las estrategias también han de considerar la dimensión individual y proponer acciones que faciliten la personalización del aprendizaje, siendo un mecanismo contrastado de mejora en la comprensión del contenido, aumenta el interés y la motivación de los estudiantes por el material de estudio (Chen & Guo, 2020)De tal forma, los datos indican que el reconocimiento verbal y el diseño de espacios de aprendizaje orientados a las necesidades y estilos de aprendizaje de los estudiantes fortalece los procesos de participación y compromiso, no solo en el área académica, sino que se extiende a los restantes procesos de la comunidad educativa (Thomas & Allen, 2021).
En última instancia, al centrarse en el desarrollo emocional y la comprensión de sus estudiantes, los docentes mejoran la motivación académica, y equipan a los jóvenes con las herramientas necesarias para navegar por los desafíos emocionales y sociales de la vida. La capacidad de los educadores para cultivar un entorno de aprendizaje empático y emocionalmente receptivo es, por tanto, un componente clave en la formación de estudiantes motivados, comprometidos y preparados para el éxito en todas las esferas de sus vidas.
El último tema identificado permitió organizar las categorías relacionadas con el desarrollo de habilidades socioemocionales en los estudiantes, siendo este proceso esencial en la educación contemporánea, ya que constituye el factor crítico en la trascendencia de la transmisión de conocimientos académicos para promover holísticamente la formación integral del individuo (Brackett et al., 2019; McKown, 2019; Pérez Gamboa, 2022). En el desarrollo de las estrategias promotoras, los docentes emocionalmente inteligentes desempeñan un papel crucial, pues su capacidad para gestionar sus propias emociones y comprender las de los demás, establece las bases para un entorno de aprendizaje que fomenta el crecimiento emocional y social de sus alumnos, de ahí que, como bien señala Pekrun (2021), estos deben ser conscientes de sus propias habilidades socioemocionales y limitaciones.
Por tanto, a nivel de acciones, la literatura indica que la inteligencia emocional de un educador se manifiesta en la habilidad para regular sus emociones en el aula y en la mencionada capacidad para servir como modelo de rol, por lo que el diseño de sus prácticas debe considerar las interacciones más allá de lo instructivo y la relación objetivo-contenido (Lei et al., 2018; Martínez-Monteagudo et al., 2019). Además, los datos demuestran que los docentes emocionalmente inteligentes están equipados para crear y mantener un clima de aula que promueva la seguridad emocional, un requisito previo para el aprendizaje efectivo y el desarrollo socioemocional, hecho que se contrastó en la co-ocurrencia de códigos y la relación de categorías con el primer tema.
De acuerdo con la valoración de los expertos, la principal dificultad en la praxis es precisamente la construcción de un entorno seguro y que favorezca la exploración de las emociones. En este sentido, la transmisión vertical de conocimientos podría dificultar el diálogo aplanado necesario para que la inteligencia emocional constituya un factor en la identificación de fortalezas y áreas de mejora, individual y grupalmente. Por tanto, en aras de desarrollar habilidades esenciales como la empatía, la comunicación efectiva y la resolución de conflictos, se recomienda que las estrategias se enfoquen hacia el aprendizaje basado en proyectos y actividades que alienten la cooperación. Este enfoque holístico mejora el ambiente de aprendizaje y prepara a los estudiantes para interactuar de manera efectiva y compasiva en un mundo cada vez más complejo y conectado.
Finalmente, la enseñanza de habilidades socioemocionales tiene que extenderse más allá del aula, a través de iniciativas como la mentoría entre pares, programas de liderazgo estudiantil y actividades extracurriculares que ofrezcan a los estudiantes oportunidades adicionales para desarrollar y aplicar estas habilidades en contextos reales (Cleary et al., 2018; Zhoc et al., 2020). Al respecto, los cuatro ejes de análisis corroboraron que estas experiencias brindan a los estudiantes el espacio para explorar su identidad, construir relaciones saludables y practicar la toma de decisiones éticas, lo que contribuye a su crecimiento como individuos empáticos y responsables. Sin embargo, se apreció una línea emergente de vital importancia y que todavía no puede ser valorada efectivamente, relacionada con la importancia de la inteligencia emocional en entornos virtuales y plataformas digitales.
Un elemento reconocido dentro de cada tema, sugerencia de los expertos y las valoraciones de los autores fue que, en la actualidad, son numerosos los docentes que se esfuerzan por innovar las distintas técnicas de enseñanza con el fin de brindar mejores oportunidades de aprendizaje a sus estudiantes. Por tanto, en el marco de las estrategias promotoras de la inteligencia emocional, el aprendizaje significativo se sustenta en la adquisición de conocimientos mediante la relación del estudio con las experiencias y motivaciones en el continuo pasado-presente-futuro.
En este sentido, la inteligencia emocional de los docentes es una piedra angular en la creación de un entorno educativo que facilita experiencias de aprendizaje profundamente resonantes y significativas para los estudiantes. Como puede apreciarse en la figura 3, correspondiente a la nube de palabras extraída por frecuencia del libro de códigos final, el clima psicológico y la comunicación constituyen dos factores claves, relacionados estrechamente con el desarrollo.
Figura 3. Nube de palabras del libro de códigos.
Fuente: Elaboración propia.
Con respecto a las estrategias para lograr un aprendizaje significativo sustentado en la inteligencia emocional, en primer lugar, se recomienda el diseño de acciones que permitan reconocer y valorar las emociones como parte integral del proceso educativo. Al respecto, realizar una evaluación adecuada del estado emocional de los estudiantes puede influir significativamente en la posibilidad de desarrollar procesos de acompañamiento que, a través de una afectividad positiva, contribuya al funcionamiento cognitivo, especialmente la capacidad para incorporar y procesar información.
A nivel práctico, la integración de historias personales, estudios de caso que reflejen situaciones de la vida real y la co-creación de proyectos que permitan a los estudiantes aplicar lo que han aprendido a sus propios contextos vitales, constituyen recursos para enriquecer el proceso de aprendizaje a nivel emocional sin descuidar el desarrollo de habilidades críticas de pensamiento y reflexión. Este tipo de herramientas contribuye a que los estudiantes aprendan a establecer conexiones entre el material de estudio y sus propias vidas, siendo soportes fundamentales en un contexto actual donde la permanencia, la deserción y la procrastinación afectan profundamente a los sistemas educativos. Como consecuencia de la integración realizada, se elaboró la siguiente matriz que articula categorías, temas y estrategias (tabla 1).
Tabla 1. Matriz de las categorías y estrategias principales.
Categoría Principal |
Subtema |
Estrategias y acciones componentes |
Clima escolar positivo |
Promoción sistemática de relaciones interpersonales saludables |
Organizar actividades extracurriculares para fomentar la cooperación entre pares, agentes educativos y otros agentes sociales. |
Creación de espacios para el abordaje y la resolución de conflictos |
Implementar talleres de mediación y resolución pacífica de conflictos con la asesoría psicopedagógica de personal cualificado. |
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Motivación estudiantil |
Integración de la motivación intrínseca y extrínseca a través de la inteligencia emocional |
Diseñar proyectos basados en problemas reales para aumentar la motivación. |
Creación de un clima de apoyo y autonomía a través de la comunicación respetuosa y aplanada |
Facilitar evaluaciones flexibles que refuercen la autonomía, premien el compromiso y trasciendan lo sumativo. |
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Habilidades socioemocionales |
Desarrollo de la empatía y promoción de la comunicación abierta |
Usar círculos restaurativos para fomentar conversaciones empáticas. |
Introducción de actividades cooperativas y mentorías, respaldadas por procesos de capacitación y seguimiento |
Crear en la institución programas de mentoría y actividades grupales cooperativas. Brindar capacitación continua a los tutores académicos para incorporar la inteligencia emocional y los fundamentos de la educación socioemocional. |
Aprendizaje significativo |
Integración curricular de la relación entre contenido de la instrucción y la experiencia vital |
Incorporar estudios de caso y promover el aprendizaje basado en proyectos, especialmente los vinculados a experiencias personales y comunitarias. |
Personalización del aprendizaje como proceso continuo y sustentado en la afectividad positiva |
Diseñar plataformas adaptativas para responder a necesidades individuales. |
|
Inteligencia emocional del docente |
Atención a la regulación emocional y a las emociones propias |
Capacitar en mindfulness para gestionar emociones en situaciones educativas. |
Comunicación asertiva con los demás agentes educativos |
Proveer guías prácticas para mejorar la retroalimentación constructiva y agendar fondo de tiempo para las asesorías psicopedagógicas especializadas. |
Fuente: Elaboración propia.
Siguiendo con las líneas esbozadas, así como la integración tecnológica, la gamificación y la creación de espacios de aprendizajes externos al aula mejoran el interés por el rendimiento académico y facilitan el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje, la implementación de discusiones en clase que fomenten la introspección y el debate abierto constituye otra estrategia clave para promover agentes educativos emocionalmente inteligentes. Estas discusiones invitan a todos los agentes educativos a considerar cómo las problemáticas abordadas afectan a la comunidad educativa y a la sociedad en diferentes niveles.
Finalmente, cabe recalcar que estas acciones promueven una comprensión más profunda de las asignaturas y estimulan la empatía hacia las experiencias de otros, siendo este un proceso crítico en el desarrollo de proyectos de vida que integren lo académico, lo personal, lo social y las restantes esferas de la vida. A continuación, se presenta el modelo de temas, categorías y códigos para el desarrollo de estrategias promotoras de la inteligencia emocional (figura 4).
Figura 4. Matriz condicionada para el desarrollo de estrategias promotoras de la inteligencia emocional.
El estudio permitió identificar tres grandes temas y siete categorías principales a considerar en el desarrollo de las estrategias promotoras de la inteligencia emocional. Primeramente, se concluye que en la educación actual es crucial crear un ambiente óptimo de aprendizaje sostenido por una afectividad positiva y relaciones de cooperación entre múltiples agentes, donde el rol del docente es central. En segundo lugar, la literatura permitió reconocer que los docentes deben gestionar y comprender las emociones de sus estudiantes, establecer un ambiente escolar positivo y seguro, así como promover las competencias emocionales y sociales.
Por otro lado, se pudo concluir que las estrategias promotoras de la inteligencia emocional también facilitan el aprendizaje significativo, dado que facilitan la integración de los contenidos educativos y de las experiencias personales de los estudiantes, proceso que mejora paulatinamente la experiencia educativa y promueve el rendimiento académico. Además, los datos analizados y la síntesis realizada sugieren que este enfoque prepara a los estudiantes para la vida, fortalece los comportamientos resilientes y coadyuva al desarrollo de diversos factores protectores.
Finalmente, debido a las limitaciones observadas, se concluye que es necesario continuar profundizando en el diseño e implementación de las estrategias promotoras de la inteligencia emocional. Aunque el estudio de la literatura corroboró la importancia de contar con diagnósticos precisos del estado de la misma según los agentes educativos, también es preciso, de cara al futuro, trascender los procesos de medición y construir experiencias que se dirijan a la implementación de acciones para el desarrollo de la inteligencia emocional. En tal sentido, se recomienda realizar estudios mixtos y cualitativos puros que contribuyan al estudio de realidades, contextos y poblaciones singulares.
Alonso-Tapia, J., & Ruiz-Díaz, M. (2022). Student, teacher, and school factors predicting differences in classroom climate: A multilevel analysis. Learning and Individual Differences, 94, 102115. https://doi.org/10.1016/j. lindif.2022.102115
Alzoubi, H. M., & Aziz, R. (2021). Does Emotional Intelligence Contribute to Quality of Strategic Decisions? The Mediating Role of Open Innovation. Journal of Open Innovation: Technology, Market, and Complexity, 7(2), 130. https://doi.org/10.3390/joitmc7020130
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